Conversaciones con Mirza, de Juan Corbalán, por
Vicente Ramos
Esta novela de mi querido compañero en el Real Madrid, Juan Antonio
Corbalán, aparte de rendir tributo al formidable jugador bosnio Mirza Delibasic,
fallecido tras la guerra de los Balcanes a causa de un cáncer de pulmón, nos
presenta una narración que “pivota”(nunca mejor utilizada esta palabra) en un
espacio definido por tres ejes.
El primero de estos ejes es la propia narrativa. Configura el autor
una historia, que aunque gira en torno a un jugador de baloncesto de éxito, la
traslada a una vida normal, de éxitos y de fracasos como todos tenemos en la
vida.
Se sintetizaría en su frase “Generoso en la victoria, orgulloso en
la derrota”
El tercer eje, que enlaza con el primero, la narrativa, es una
pirueta de creación onírica que permite traer a escena al viejo amigo y
compañero y emprender junto a él un viaje en lo físico y en lo intelectual
hacia la salvación tras una situación de derrota en la vida. Un rehacerse tras
la caída. Y este amigo es Mirza, quien padeció un infarto cerebral a los 29
años, una guerra demoledora para toda la sociedad de las repúblicas eslavas,
como todos sabemos, y finalmente un desenlace fatal con tan sólo 47 años. Amigo
muy querido por Juan Corbalán, era muy inteligente, algo excéntrico, sensible,
cariñoso, irónico, entrañable y muy generoso material e intelectualmente.
La trama de la novela no la revelaré, habreis de leerla para
conocerla, pero nos presenta un entorno familiar, social y educativo que nos
pueden ser comunes a la gran mayoría de los lectores.
Como ejemplo, os transcribo un párrafo que bien podía describir los
sentimientos de un alumno del Ramiro:
Aprendí a vivir en equipo, estudiaba y jugaba con mis amigos, me
divertía en un ambiente marcado por una vida en torno al colegio. Mis
profesores y entrenadores se convirtieron en cómplices de mis proyectos
vitales. Todos colaboraban en delimitar ese marco de felicidad que rodeó mi
infancia, un marco de aprendizaje, de experiencias compartidas en el que crecía
humana y deportivamente.
Desde luego, yo personalmente, me siento plenamente identificado
con lo que describe del personaje principal, que en este párrafo es
autobiográfico.
Por la gran afinidad con el autor y su personaje me entusiasmé
leyéndola, me recordó mis propias vivencias y su final me emocionó. Me la
merendé en dos noches
Muy recomendable como lectura, no sólo para este periodo veraniego
que vamos a iniciar, no es una novela para evadirnos, sino una obra para
analizar y meditar, escrita por un deportista de élite y profesional de la
medicina que también es consultor y empresario.
Vicente Ramos, Junio de 2.013
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