El poeta
estadounidense Walt Whitman (1819 – 1888) es uno de los grandes poetas
universales del siglo XIX, cuya obra trascendió con vigor a todo el siglo XX.
Su obra:
Hojas de hierba
Publicó el
Canto a mí mismo como una parte de su obra única Hojas de hierba, que escribió
durante toda su vida con supresiones y adiciones según cada edición. La primera
de ellas data de 1855 y la última de 1892, ya después de su muerte.
Editorial
Losada de Buenos Aires publicó el Canto a mí mismo con hermosísima traducción y
prólogo del poeta español León Felipe. Yo poseo un ejemplar de la quinta
edición de 30-V-1968.
Canto a mí
mismo
Traducir
supone siempre recrear, pero en el caso de la poesía el empeño se vuelve
complicadísimo y los resultados generalmente decepcionantes, salvo en esta
edición excepcional de León Felipe. De las varias traducciones que he leído,
sin duda la de León Felipe es la mejor en que se ha vertido al español la
poesía de Whitman. Su recreación en verso libre de la poesía del americano es literalmente
sublime.
El primer
éxito de la versión de León Felipe consiste en fragmentar el Canto a mí mismo
en 52 poemas, como manera de ordenar el caos del original, que no ofrece
numeración alguna.
Prólogo en
verso
Comienza
la obra por un prólogo, y como no podía ser menos tratándose de un poeta, León
Felipe lo lleva a cabo en forma de verso libre, con nueve poemas largos muy
significativos, al más puro estilo de Whitman.
Walt
Whitman no tiene biografía:
“El Canto
a mí mismo es su verdadera autobiografía
(y la tuya
también o no es absolutamente nada)
y luego dice:
“Quiero yo
presentaros a este poeta del amor, de la fe y de la rebeldía.
Y más que
el poeta de la democracia
es un
poeta místico y heroico.
Viene
sencillamente a cantar una canción,
cantará su
canción y se irá”.
León
Felipe se arroga la condición de poeta en el poema VI del prólogo:
Porque ¿a
quién fue, a vosotros o a mí, a quien Walt le dejó encomendada esta nota?
“Poetas
del mañana, ¡levantaos! Porque sólo vosotros debéis justificarme.”
El poema
VIII comienza diciendo:
“El Canto
a mí mismo es el momento más luminoso de Walt y en él están contenidos su
doctrina y su mensaje”.
Influjo
El poso
que Whitman dejó sobre los poetas y escritores anglosajones fue enorme. Los más
cercanos a nuestro tiempo, la llamada “generación Beat” de los años 50 del
siglo XX se proclamaron herederos del poeta.
En nuestro
ámbito geográfico, Federico García Lorca incluyó su Oda a Walt Whitman en su
libro Poeta en Nueva York. El portugués Pessoa compuso un “Saludo a Walt
Whitman”.
Estilo
El primer
verso del primer poema da nombre al libro:
“Me
celebro y me canto a mí mismo
y lo que
yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo
que yo tengo lo tienes tú,
y cada
átomo de mi cuerpo es tuyo también.”
El poema
31 dice:
“Creo que
una hoja de hierba es tan perfecta como la jornada sideral de las estrellas,
y una
hormiga,
un grano
de arena
y los
huevos del abadejo
son
perfectos también.”
Whitman es
libre y con un solo verso lo demuestra:
“En mi
casa y fuera de mi casa me pongo el sombrero como me da la gana.”
El poema
48 comienza así:
“Y yo digo
que el alma no vale más que el cuerpo,
y que el
cuerpo no vale más que el alma,
y que
nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo.
Y aquel
que camina una sola legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral.”
Juicio personal
Su
poderosa voz, panteísta y alegre, separada de toda atadura religiosa o moral,
escandalizó desde su aparición enormemente a los bienpensantes. También su
condición de abanderado del amor libre hacia hombres y mujeres impactó negativamente
en tantas mentes estrechas y adocenadas.
Los
seguidores de las religiones monoteístas considerarían que les despreciaba
comparándolas con las restantes, herejes sin duda alguna, y también afirmando
que Dios está en todas partes.
La alegría
y belleza de su canto ha iluminado mi vida.
Tengo una traducción al español de "Hojas de hierba" más erudita que la de León Felipe, obra de Francisco Alexander (W. Whitman: "Hojas de hierba", Ed. Novaro, Barcelona, México D. F., Bogotá, Lima, Santiago de Chile, 3ª edición, 1972), que, en el Preámbulo, precisamente critica la versión del "Canto a mí mismo" de León Felipe por ser demasiado libre.
ResponderEliminarPara que puedas comparar, reproduzco el inicio del poema 31 según Alexander:
Yo creo que una hoja de hierba no es menos que el trabajo realizado por las estrellas,
Y que la hormiga es igualmente perfecta, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo,
Y que la rana arbórea es una obra maestra digna de los escogidos,
……………………………………………………………………………………
Y, puestos a criticar, añadiré que, según el Diccionario de la RAE, "abadejo", en su primera acepción, significa "bacalao", y sólo en su tercera acepción es sinónimo de "reyezuelo", pájaro común en Europa, pero menos extendido en España, de vistoso plumaje (Regulus regulus).
Mi idilio con Whitman tiene como intermediario a Alexander, ya que mi poco dominio del inglés me dificulta para disfrutar del poeta en su lengua original. Sin duda, la categoría literaria de León Felipe es superior, pero yo me siento a gusto con las traducciones más fieles.
Gracias Jose Enrique, ya veo que no soy yo solo el chiflado por Whitman. Cada uno tiene sus preferencias y eso es normal, el caso es disfrutar de la poesía, y ya que no podemos hacerlo en el idioma original, lo haremos con intermediarios.
EliminarUn abrazo, Eloy