Romancero gitano de Federico García Lorca,
por Eloy Maestre
Uno de los libros que más ha marcado a nuestra generación es el
Romancero gitano de Federico García Lorca
El autor
En esta obra mostró el autor una absoluta identificación con el
pueblo gitano, un pueblo antiguo con lengua y raza propias, que ha mantenido
incólumes a lo largo de los siglos por su negativa a mezclarse con los payos.
Esta identificación absoluta con el pueblo gitano, que incluía un odio radical
hacia la Guardia Civil ,
unida a su homosexualidad manifiesta, conducirían probablemente a García Lorca
a una trágica muerte en 1936, en los inicios de la locura de nuestra Guerra
Civil.
Un recuerdo a Don Antonio
Don Antonio Magariños, nuestro querido e insigne catedrático de
latín, creador del Estudiantes, jefe de estudios años y años, y figura
eminentísima de nuestro Ramiro, nos comentaba admirado alguna vez aquellos
versos del Romancero gitano que identificaban a esa raza:
Por el olivar venían
Bronce y sueño, los gitanos
Y repetía arrobado: sólo dos palabras: bronce y sueño.
Quiero recordar aquí dos detalles más que nos hizo ver don Antonio.
En nuestro camino a pie diario al Ramiro, junto con mis hermanos, con Francis
González García y Moncho Alba, pasábamos por una callecita llamada Pedro de
Valdivia, situada entre Francisco Silvela, donde yo vivía, y Velázquez, había
una vivienda unifamiliar que ostentaba en la entrada un azulejo con un perro
dibujado y la leyenda: Cave canem, que significa: Cuidado con el perro, algo
que nadie habría entendido de no saber latín. Nunca habríamos caído en el
detalle si don Antonio no nos lo hubiera señalado.
La otra circunstancia en que siempre me acuerdo de él es cuando en
mis numerosas visitas al Retiro paso por delante de la Puerta de Alcalá y
contemplo su frontispicio donde puede leerse: Rege Carolo III, un ablativo
absoluto que significa: Siendo rey Carlos III.
Estilo
La belleza de la poesía del Romancero gitano es enorme, comenzando
por la metáfora sencilla pero muy efectiva: “El jinete se acercaba tocando el
tambor del llano”, donde los cascos del caballo son los palillos y la
inmensidad del llano, el parche del tambor, y siguiendo hasta la más terrible
del poema Prendimiento de Antoñito el Camborio: “Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo”. ¿De qué modo pueden tiritar unos cuchillos?
Evidentemente de frío, porque su destino es entrar en la carne, y así quedarán
calientes dentro de un cuerpo y con la sangre que derraman.
El poema de Antoñito el Camborio, dividido en dos partes:
prendimiento y muerte, para mi gusto es uno de los más hermosos del libro. En
él se habla del prendimiento del protagonista por la Guardia Civil , sin resistencia
por su parte. No hay acusación ni delito, eso no importa. Lo relevante es la
vergüenza familiar de dejarse prender con mansedumbre, como un cordero, una
ofensa que un Camborio no debe consentir arrastrando de ese modo la historia de
la familia por los suelos.
El castigo de ese delito es la muerte, una condena ejecutada en la
segunda parte del poema por sus primos con sus navajas. La frase lapidaria
resume el baldón insufrible del prendimiento: “Ni tú eres hijo de nadie, ni
legítimo Camborio.”
Otros poemas
Dentro del mismo Romancero gitano hay otros poemas muy populares en
la época como uno de contenido claramente erótico titulado La casada infiel. Su
enorme popularidad propició la aparición de poemillas satíricos ripiosos como
uno que recuerdo de mi juventud que decía así, respetando los dos primeros
versos:
Y que yo me la llevé al río
Creyendo que era mozuela,
Y continuando luego en estilo popular:
Y resultó ser un tío
Que por poco me la cuela.
El romance de la Guardia Civil
española, tal vez acabaría dictando la sentencia de muerte del poeta. En él se
muestra un supuesto ataque a una ciudad de los gitanos (cuando los gitanos es
sabido que nunca han tenido una ciudad) perpetrado por cuarenta guardias
civiles que entran a saco por las calles matando y violando.
Atacar siempre a la Guardia
Civil por violenta y sanguinaria en otros poemas, tomando
partido con los gitanos en todos los casos, tal vez se lo perdonasen los
miembros de la Benemérita ,
pero este ataque directo e indeterminado pudo colmar el vaso de su paciencia en
aquellos tiempos locos y salvajes que propiciaron nuestra Guerra Civil.
El romance sonámbulo comienza bellamente:
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña.
En el desenlace del poema repite los dos primeros versos, que
suenan como aldabonazos:
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
Gracias por transmitirnos y explicarnos la sensibilidad poética de García Lorca. Conservo un disco analógico de Gabriela Ortega de la familia de los Ortega de Sevilla (Joselito el torero, Manolo Caracol), heredado de mi hermano Antonio, en el que Gabriela recita cuatro poemas del Romancero Gitano, voy a intentar transformarlo en mp3 y ponerlo a disposición del que esté interesado.
ResponderEliminarCerdán
La verdad es que toda mi vida he sido "de ciencias" y encima repeliéndome el latín, pero ahora de más mayorcito hasta se sacan buenos momentos con poemas como éstos y las anécdotas que nos cuentas de forma tan entretenida. Será que a estas alturas me estoy pasando "al otro bando" o sencillamente que soy un hedonista en busca de más placeres desconocidos...
ResponderEliminarHablando de placeres, en la poesía erótica que mencionas recuerdo que un día leyendo una reseña de García Lorca (confieso que no he leído el Romancero Gitano, pues a lo mejor está ahí (?)), me llamó poderosamente la atención una descripción preciosa de una bella mujer, asimilando sus pectorales a "blancas palomas que ansiaban salir de su blusa" o algo parecido...
Enorabuena y gracias por transmitirnos estas sensaciones poéticas, que nos llegan hasta a "los de ciencias"...
Creo que está en el "Diván del Tamarit" musicado por el desaparecido Carlos Cano
EliminarCerdán