Veinte poemas de amor, de Pablo Neruda, es el libro de poesía
más popular del siglo XX en nuestra lengua y el más vendido de todos los
tiempos.
Veinte poemas de amor
Que un libro de poesía venda millones de ejemplares, como recoge
una Antología Fundamental de Pablo Neruda, en su segunda edición de 1989, de
Pehuén Editores, de Chile, es un hecho inusual e insólito, resulta pasmoso y
sólo puede entenderse por el tema eterno del amor, tratado bellamente por su
autor.
Los poetas son conscientes de que escriben para minorías. Juan
Ramón Jiménez, por ejemplo, advertía que él escribía para cincuenta personas.
Pese a que un optimista asegurase en verso célebre: “la poesía es un arma
cargada de futuro”, la verdad es que cada vez se lee menos poesía en este mundo
nuestro tan agitado.
Autor
El chileno Pablo Neruda (1904 – 1973) se define a la perfección,
en su estilo torrencial, en su poema Autorretrato, que comienza así:
Por mi parte, soy o creo ser duro de nariz,
mínimo de ojos, escaso de pelos en la cabeza,
creciente de abdomen, largo de piernas,
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Y termina diciendo:
Poeta por maldición y tonto de capirote.
Al final del prólogo de su primera novela, El habitante y su
esperanza, se retrata asimismo fielmente:
“Como ciudadano, soy hombre tranquilo, enemigo de leyes,
gobiernos e instituciones establecidas. Tengo repulsión por el burgués, y me
gusta la vida de la gente intranquila e insatisfecha, sean estos artistas o
criminales”
En 1936 Neruda está en España, primero como cónsul de su país en
Barcelona y luego en Madrid. Le tocó vivir en nuestro país parte de nuestra
Guerra Civil, y en medio de ella escribió España en el corazón (1937).
Conoció en Madrid a los grandes poetas: García Lorca, Antonio
Machado, Rafael Alberti y Miguel Hernández.
Obra
En su dilatada carrera literaria produjo más de 40 obras, entre
verso y prosa. Los Veinte poemas de amor
salieron a la luz en 1924, es decir que el autor contaba con menos de 20 años.
De su extensa producción destaca su Canto general (1950), de
quien el propio Neruda dice: “Este libro fue la coronación de mi tentativa
ambiciosa. Es extenso como un buen fragmento del tiempo y en él hay sombra y
luz a la vez”. Odas elementales (1954) se detiene en temas sencillos, en sus
propias palabras incluye poemas: “al caldillo de congrio y a la flor azul, al
invierno del río Mapocho y al día feliz, a la erosión de la provincia de
Malleco y a la fertilidad de la tierra.”
Como tantos poetas, acostumbrados a pesar y medir cada palabra,
a escuchar su música, su prosa es bellísima. Lo demuestra en su libro de
memorias Confieso que he vivido, tal vez el más conocido de su producción.
El 1971 le concedieron el Premio Nobel de Literatura.
Estilo
Neruda es el poeta del pueblo, destinatario de todos sus versos.
Su verso libre llega con facilidad a todo el mundo.
En sus Veinte poemas de amor, los poemas más populares son el 15
y el 20. En el 15 trata de un amor que el poeta goza en este momento y su
primer verso dice:
“Me gusta cuando callas porque estás como ausente”
El poema 20, último del libro, trata de un amor perdido. Años
después, el cantante Alberto Cortéz hizo con él una canción que paseó por todas
partes. El primer verso comienza así:
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.”
Ambos parecen los mejores porque los preferimos la mayoría de
los lectores. Yo me decanto por el 15, aunque el desgarro por la pérdida del
amor del 20 también me resulte magnífico.
El más excelso soneto de amor
Hablando de poemas de amor parece obligado aludir al más excelso
soneto de amor en español debido a Quevedo. En su libro en prosa Viajes, Neruda
rinde homenaje a nuestros poetas, en especial a Quevedo, para él “el más grande
de los poetas espirituales de todos los tiempos.”
Tras hablar de su vida turbulenta y a veces dolorida, se detiene
en el soneto inolvidable del que dice Neruda: “Este soneto es la única flecha,
el único taladro que hasta hoy ha horadado la muerte, tirando una espiral de
fuego a las tinieblas.”
El soneto maravilloso, mil veces citado, dice así:
Podrá cerrar mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
Mas no desotra parte en
la ribera
dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa
Alma a quien todo un Dios prisión ha sido:
venas que humor a tanto fuego han dado;
médulas que han gloriosamente ardido;
Su cuerpo dexarán, no su cuidado
serán ceniza, mas tendrá sentido:
polvo serán, mas polvo enamorado
Para entenderlo de verdad, porque soy un poco torpe, he debido
ordenar los catorce versos del soneto en seis largas frases:
La postrera sombra que me llevare el blanco día podrá cerrar mis
ojos
Y podrá desatar esta alma mía en lisonjera hora a su afán
ansioso.
(La muerte llega).
Mas la memoria en donde ardía no dejará desotra parte en la
ribera
Mi llama sabe nadar el agua fría y perder el respeto a ley
severa
(El amor trasciende a la muerte)
Alma, venas y médulas dejarán su cuerpo, no su cuidado
Serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo
enamorado.
(La idea de amor supera a la materia)
El último verso, en especial, resonará para siempre en nuestros
corazones:
polvo serán, mas polvo enamorado.
¿Neruda llegó a ver en vida que vendía por millones los ejemplares de 'Veinte poemas de amor'?
ResponderEliminarNo querría pasar por cínico, pero el éxito comercial de un poeta suele venir determinado por la muerte más o menos espantosa que haya tenido; quizá sea por eso que la poesía como género literario rebose poetas suicidas. Para que un poeta venda millones de ejemplares en vida, como hizo Pemán (por mucho que os sorprenda), o como hizo Cela (esto sí que no os sorprenderá), suele hacer falta que te proteja un Caudillo. Si no hay Caudillo, rara vez hay millones de ejemplares vendidos, salvo que, como en el caso de Neruda, venga uno al que no le gusten tus rimas y te asesine.
En materia de poesía suelo estar a lo que nos predicaba el impagable Basilio Palacios, aunque con los versos de Neruda alguna vez hice una excepción.
Alfonso