Por Eloy Maestre
Nuestro amigo y compañero
Alfonso ha publicado su tercer libro basado en acontecimientos históricos
titulado La venganza catalana. Tras sus dos títulos con seudónimo, llegaron
otros dos ambientados históricamente entre los siglos XVIII y XIX. La primera entrega
histórica se centró en la figura del general Miguel de Álava, ayudante de
Wellington y en la decisiva batalla de Waterloo que supuso el fin de la
hegemonía napoleónica en Europa. Se tituló Álava en Waterloo y fue publicada a
finales de 2012. El siguiente título fue La duquesa de Sagan, centrado en dicho
personaje que vivió entre 1781 y 1839, editado en abril de 2014.
Acelerando los tiempos, se ha
publicado recientemente la obra que nos ocupa, quinta de las suyas: La venganza
catalana, subtitulada como Crónica de los almogávares, en septiembre de este
mismo año, en la misma colección de Narrativas históricas de la editorial
Edhasa que las anteriores. Esta es la primera edición que auguramos no será la
última porque el libro parece condenado al éxito.
La obra
En la venganza catalana
aplica Alfonso su técnica habitual, ya practicada con acierto en sus dos obras
históricas anteriormente citadas, consistente en colocar un personaje ficticio junto
a otro real, por lo que consigue que la historia fluya en forma de diálogo, sin
recurrir exclusivamente a la primera persona. En el caso del general Álava, el
personaje ficticio fue su Ayuda de campo; en el de la duquesa de Sagan, su
secretaria; en este de los almogávares, los personajes reales son Ramón
Muntaner y el famoso Roger de Flor, y Guillem de Tous el de ficción.
De la mano de este último,
el autor nos lleva con los almogávares de la Companyia Catalana d´Orient a los siglos
XIII y XIV. Los almogávares eran mercenarios que se ofrecían a guerrear a
cambio de una soldada. Su comportamiento salvaje en el combate, usual en
aquella Edad Media, incluía rematar a sus víctimas sin tomar jamás prisioneros,
salvo algunos contados nobles por quienes pudieran pedir elevado rescate, y
masacrar poblaciones enteras, incluidos niños y ancianos.
Dos historias de amor del
joven Guillem, con mujeres griega y catalana, se entrecruzan con los combates
que los almogávares libran, venciendo en los cuatro más decisivos de su corta
historia: a los turcos en la batalla de Kibistra (agosto de 1304), a los
bizantinos en la de Apros (junio de 1305), a los alanos en Mont Hemus (junio de
1306) y a los franceses, venecianos y griegos en la de Képhisos (marzo de
1311).
Tras esta última y decisiva
batalla constituyeron su Ducado de Atenas como independiente con sus leyes y
costumbres, sometido al vasallaje de diversos señores. Izaron la bandera
catalana en el Partenón, que corona la Acrópolis de Atenas, constituyendo el
cuarto estado catalán de la historia. El sueño duró de 1312 a 1388, un total de
76 años.
Estilo
Con su habitual tono
directo, brillante y detallado, Alfonso destaca la ferocidad de los almogávares
y la aspereza de la vida medieval.
En el epílogo del libro
destaca el autor una curiosidad que atañe a nuestro rey actual:
“El Ducado de Atenas,
refundado por la Companyia Catalana, que nunca fue reconocido como tal por las
potencias europeas, desapareció en el año 1388. Sin embargo, el título de Duque
de Atenas, el cual pasó de Gautier de Brienne a su hijo mayor, nunca se extinguió;
en vez de eso fue pasando de unas generaciones a otras, hasta llegar a su
actual poseedor, el rey Felipe VI de España.”
En resumen, estamos ante una
tercera obra histórica, excelentemente documentada y novelada, para cimentar el
prestigio de Alfonso como autor sólido y de futuro.
Enhorabuena, Eloy, por la exposición de la obra de nuestro amigo Ildefonso, que en estos momentos tengo a medias.
ResponderEliminarLa verdad es que noto algunos cambios en su estilo, pues, sin perder su rigor histórico y su afán de mantener los nombres originales, en esta ocasión nos mete todavía más en el fragor de las batallas y la crudeza de las guerras. Asimismo, a través de su protagonista ficticio Guillem nos aporta detalles de la vida cotidiana de la soldadesca en el entorno guerrero; cuando se puede morir en cualquier momento, los aspectos de trabas morales respecto a matar y rematar, no hacer prisioneros (“keine Gefangenen”) e incluso saltarse a la torera otras relativas a la bigamía como algo natural (¿se puede amar a dos mujeres muy distintas al mismo tiempo?) nos lleva a respirar el aire guerrero de los feroces almogávares con su “Desperta ferro” y tener que limpiarnos la sangre de vez en cuando y reflexionar sobre la importancia de ciertos aspectos morales en tal entorno.
La mayoría de los personajes son absolutamente reales y se nos perfila hasta la personalidad de cada uno, como si le conociésemos “de toda la vida”. Unos son más conocidos, como Roger de Flor, que no sabía yo que era de origen germánico (Rutger von Blume) y otros confieso que los conocía más por las calles de Barcelona que por otra cosa (Muntaner, Estença, etc.)
El afán conquistador catalán y la ferocidad de los almogávares despertará seguramente algunos sentimientos escondidos en más de un catalán, lo que en las circunstancias actuales es muy oportuno (para unos) o muy peligroso (para los otros) y seguramente redundará en el éxito de la obra.
Enhorabuena, Ildefonso!
Los Almogavares servian al Rey de Aragon y a la Corona de Aragon. Y su origen es aragones, se remonta a Alfonso I. No catalan. Los Almogavares no se entienden sin la Corona de Aragon. Luego ya, echale el nacionalismo que quieras, pero la verdad es esa...
ResponderEliminar